martes, 12 de mayo de 2009

PLÁCIDA LAGUNA NEGRA
















¡UNA MADRE!


Con amor a la Madre de Todas las Cogedoras

Con amor a la Madre de Todas las Cogedoras

Plácida laguna negra que yaces abiertos los muslos torneasolados, escalor-friantes y duros y tersos y suaves, mientras las olas van y vienen y van en oleadas de suspiros y quejidos.

Cerrados los rasgados ojos mientras la gran vulva rasga, ultraja y penetra inmisericorde a esta living rolling stone, great living rock,
esta piedra viva y movediza, este obelisco granítico que agarras y

¡Fuck !, rock and roll, sacudía salvajemente tu gran cool-very cool-culo ondeante y redondísimo
con un ritmo que ni los Beatles y las cataratas rugientes
de tus agridulces jugos de la matriz,
¡Oh ! madre de todas las cogedoras.

Me estremecía con el estruendo de tus “¡oh más, mételo más !”
y te lo hundía hasta el naufragio de tu hirviente, palpitante carne.
En medio de la arena de Chichulub, entre conchas nacaradas
como esas doradas que lamía y besaba en embeleso, mientras la vida se me iba en absurdas idas y venidas,
paradas continuas
y prendido a esas chíchísimas cachondísimas con mucho cuidado.

Lentamente, descendía al infierno de tu desleal panocha
que me mordía con agrestes y triturantes afiladísimos dientes negros de la papayota insaciable, irascible, absorbente, ¡vente !, ya, ay, uy, más, zás, zás, zás...


Mientras la ululante lengua paralizaba innumerablenuevamente tu ¡clic-clic !clít-oris, iridiscentes arco iris risueño de mis sueños.

Pero hoy, veinte cabrones años después,
Ya he perdido toda esperanza, amor mío,
de que me seas fiel. Mi boca es hiel.

Más aún: siento machísimo que me hayas arrebatado
los placeres sexuales y te pongas retadora, enfrentándote ceñuda
a mis vanas pretensiones de que cumplas con el débito conyugal. ¿Cómo, carajos, si estás adulterada y ¿satisfecha?

Dices a tus pichurrientos amantes que hace tres años este viejillo no te lo mete.

¡No chingues! Me exhibes como un pendejo impotente o rechazado por repugnante lascivo anciano decrépito!

Es comprensible, calumniadora, difamadora:
A mi abstinencia supuesta echas la culpa de tus devaneos delirantes y tus gigangrescas ganas de coger.

Has encontrado otro pene de un pendejo peor para que te penetre con ritmo juvenil y cadencia sicalíptica, con sabor a salsa.

Pero, descuida chata. Verás que mi verga y la de todos los bergantines de una flota inmensa de ladridos de un horizonte de perros no podrán acallar tu demente lujuria :

Aleluya, aleluya, que cada quien agarre la tuya—el par de esas aguadas nalgas tuyas-- y que es el espléndido monumental nalgatorio de tu trasero que arrasa y abrasa a esos nacos mecos.


Entretanto, en mi soledad, hoy que te has ido acompañada de tus mugrosos gorilas,
triste suena el cool jaz,
Mientras en algún tugurio mueves en rotundos círculos tu culo y te deshaces en lujuriosos gritos y ayes y “¡Oh es delicioso y dame y métemelo más y más”
Y, acordándome, ¡alláaa voy, me vengo, cogiéndote hasta la ignominia...


Piérdete, desaparece de mi vida,
adelgázate hasta que llegues otra vez al hospital
sin glóbulos rojos porque para conquistarlos dejaste de comer y le diste al chupe, al chupeteo y al meneo: ¡zas !¡zás! ¡zás!
y al cigarro y a la hierba y a las drogas que detesto.


Mentirosa: no te atreves a decirles que te cogía por la mañana y por la noche, hasta que exhausta me pedías que detuviera el impetuoso acoso.

Falsa: no es cierto que para mantenerlo enhiesto requiriera viagra, testosterona o Proscar…Malhechora malediciente, maleficiente.


Me bastaba, hasta hace unos días, como desde hace veinte años, tal como sería siempre, con mamarte las tetas maltrechas por amamantar a nuestro Benjamín.

No me decepcionaba que las tuvieras caídas, que tus carnes estuvieran adiposas, hueras, flojas y que aparecieran por doquier las terribles huellas de la edad estival, que la firmeza de los músculos y de tu culo quedaran lejos, en el ocaso, acaso.

Envidiabas, pues, que mi verga se mantuviera muy en alto, enhiesta y retadora.

Por eso estoy encabronado. Es el colmo que la despechada y loca mujer de tu amante viniera hoy a contarme que engatusaste al palurdo paludo con mentirijillas despreciables: que hacía tres años que no cohabitabas con tu marido…¡Pobrecita, hambrienta de falos!

Lo que menos me importa es tu traición, tu infidelidad perversa: ya estaba acostumbrado. Así naciste, así creciste: tu raza no conoce la lealtad. Es un clan primitivo que no sabe con qué se come el respeto ni puede masticar la fe: la perdiste y ya no puedes perder más. Tienes un ojo puesto en la muerte y el otro en el pito infernal de ese pelafustán funesto.

Sí lo se, no lo niegas, desfachatada: lo riegas en tus delirios de ensoñaciones eróticas a plena luz del día: eres cínica y lo proclamas a los cuatro vientos:

te lo cogiste y lo gozaste marinera maniática de las vergas de los bergantines pletóricos de adolescentes y dolientes putañeros.


Y yo aquí, desgraciada adúltera, rechazo el recuerdo del aciago momento en que caí de rodillas para mordisquear tus vibrantes nalgas y abrazarme desesperado al selvático triángulo más negro que mi suerte bajo el diluvio de los sones y de la terrible música norteña.


Y aleluyarte hasta no se cuando, hasta que te quedes por fin dormida, abrumada por tantas venidas bienvenidas
y los orgasmos y las espermatizadas sábanas revueltas en medio de la bruma de la madrugada fría.

Se va mi ensoñación erótica y te maldigo:
Una vez más, estúpida, te dejarán como muerta
Y caerás en la desesperación y el histérico llanto,
después de la devolución a la realidad con cruda, gimiente y ya no mientes, otoñal puta tonta;
ruedan tus lágrimas, consciente de que se te ha ido hasta la vida en tu lujuria plural y deliberadamente suicida, en pos del sida,


Ay, uyuyuy !, querida y adorable creatura, vida mía...
y te predispones para otro suicidio, atentando así contra mi vida.

Entonces vienes a mi memoria como Pichona con la sentencia de que la felicidad consiste, las más de las veces, en saberse engañar.

No te desengañes pronto: dale vuelo a la hilacha y si quieres ser feliz, como me dices,
No analices muchacha vieja y fea, no analices.

Así, pinche Pelancha, aprende que pronunciarás la palabra FELICIDAD
Con terror,
pues apenas si pudiste sobrellevar la prosperidad en medio de las envidiosas flacuchas de mierda Biagra que dan viagra a sus mamones amantes y maridos y que ni así les entran a las desdentadas: te odian y por eso, porque tú si estás buenota y dabas las nalgas al Maestro, con cariño, te apartaron de tu hogar, de tus hijos y de tu académico marido. ¡Qué se las des, ahorita, a los famélicos perros!

No obstante, extraviada,
Al largarte, has elevado la mirada con soberbia.
Sabe que la mujer fiel es humilde, tan sencilla como la dichosa Rocío.
La desleal es canallescamente alzada.

Te perdiste no en un bosque sino en los serpenteantes senderos polvosos de la lujuria y los pecados, en medio de la Semana Santa, mientras comías pescado.

Te intoxicaste, ahita en el carnal hartazgo. Estás poluta: manchada, llena de moretones y de granaos. Das asco.

Los caminos de la lealtad son siempre rectos.
Para ti, traidora, que me acompañaste a regañadientes en medio de la multitud de adversidades, muchas por ti creadas,
fue muy difícil guardar la fidelidad a la palabra dada frente al Altísimo.

Cobarde: ser leal es la mayor valentía. Te rajaste y abandonaste al marido y a tu primogénito : no nos separó la muerte sino tu malhadada suerte. En mujeres pasionales, como tú, la lealtad es cosa extraña. Parece patraña.

Raro: desde que me pediste el matrimonio, duraste quieta y cumplidora, apenas media docena de años. Espero que los olvides, que los sepulte tu negra conciencia, y te los meta por el culo, para tu precario bien.

Tus hijos, en cambio, recordarán siempre esos seis felices aniversarios, como los dorados días de la tranquilidad.

Y al final, todo te lo he perdonado: olvidé tus pasadas e innumerables infidelidades inmundas.

Mas ahora, que tuviste el atrevimiento inconsciente de llevarte la joya de la corona, a mi queridísimo Benjamin Franklin Thomas Lívingston, te manifiesto mi repudio.

Te repudio Mujer.

A ti te olvido pero rescataré a mi precioso tesoro del averno y de tus diabólicos designios:

Iré como el Caballero de la Triste Figura a salvarlo para que cumpla su destino: llegará a ser verdaderamente todo un Hombre de Bien.

¡No te atrevas a lastimar su candidez y su precoz talento encantador!

¡Apiádate de Tom que no merece tener una niñez tan infeliz como la tuya! ¡Basta de salvajismo! No permitas que testimonie con azoro cómo la piara, los puercos lujuriosos se revuelcan en el lodazal con su Puta Madre!

Permite que siga venerándote.

jueves, 19 de marzo de 2009

OJO DE LA MUJER. NO ME ARREPIENTO DE NADA





Me liberaron con Freud, Willheim Reich y Tríptico Erótico.
Soy libérrima y feliz, alegre y optimista, entusiasta y orgiástica.

Pero, a veces, lo confieso, dudo, retrocedo, cedo:
sin embargo, me mueven. me conmueven
sus miradas desde el fondo hondo de sus espejos
los ojos vitriólicos,telescópicos y acusadores
conque me fusilan levantando el dedo delator, denunciante, difamador, inculpador, fiscal, acusón, chivato, soplón y traidor:
y quisiera ganarme su aceptación, casi su perdón.

Aspiro a ser la niña buena, la mujer decente,
la princesita encantada
irreprochable con su maridito,
todo a la burguesa, con todo y su viaje dominical por hamburguesas,
una esclava imperial, sujeta al macho
y ser capaz de sacarme un diez en conducta
comportándome a la altura de la parentela: padres, hijos, amigos..

En esta contradicción hegemónica, decimonónica,
he perdido numerosas batallas morales y mortales
en guerra inútil de ellas contra mí.





Y así, con el alma adolorida me despeino, rompo en cachitos espejos y modelos sociales
transgrediendo las ancestrales programaciones occidentales.

¿Y cómo explicarles a estas señoronas
que el día en que te vi cerquita de mi casa
sentí en mi núcleo existencial un escalofrío vertebral;
por mi sangre corrió vertiginosa la identificación de genes y gentes:
tú eres mi Heminway, cubano, de abuela y padre cubano,
de mis mismos apellidos Peña y Barrera
y por eso el amor sin barreras corrió entre la piedra viva y este peñasco
de músculos, muslos contorneados y exuberantes formas,
que sin penas, mis genes peñas me impulsaron a besarte,
mientras te sonrojabas y experimentabas el gozo de mis gruesos labios
que se entreabrían para suplicarte que me llevaras contigo al cuarto de tu hotel.
Y ocurrió el milagro de que "tu mujer costarricense" me llevara hasta tu alcoba.




Y en la noche estábamos oyendo al viejo trovador
en el bar céntrico donde acostumbraba el viejo "del viejo y el mar"
tomar sus mojitos con lima, hierbabuena y el verdadero ron;

¿cómo explicarles que teníamos esa cita con nuestro destino?
¿Qué saben de tu abuelo, el médico que trabajó con Finley para bien de la humanidad?
¿Qué saben del MacVaught que dio configuración científica a esa planta maravillosa
que se da en tu tierra maternal, la chaya, que no termino aún de estudiar?
¿Y qué saben de tu nieta encantadora que cautiva en Yucatán,
de padre cubano y de la misma gracia y espontaneidad de tu abuela habanera?




¡QUE VIVA ELENA PEÑA BARRERA DE VAUGHT!

No me importa que no quepa en su arquetipo, en su ridículo molde
de sus sueños gringoides y de permanecer como pilares de la familia
porque mando al carajo su indomable afán imperial y me atrevo a ser
loca, falible, científica, tierna, vulnerable y seria
capaz de enamorarme de mi viejito y de hacerle el amor de pie, como quería Heminway,
alegre y triste porque te ibas al día siguiente
para seguir tu lucha por causas justas y tu entrega a la litenatura:

porque me convenciste, antes de conocerte,
que de adulta debía atreverme a vivir mis fantasías,
a no vedarme niñez y placer y a gozar el cuerpo que todos tus ancestros te dotaron.

No culpo a nadie. Más bien les agradezco a nuestros padres los dones que nos heredaron.
NO ME ARREPIENTO DE NADA. Y si fuese la Piaff o Paul Anka, da lo mismo,
porque coincidimos en creer que nuestro way, es Hemingway, y todos los demás son bueyes.



Ahora, Lívingston. quiero revelarte, sin rebelarme,
que me he hundido en pozos más profundos que tus cenotes
y en las mañanas, no más abro los ojos y siento ganas de llorar,
y las lágrimas son unísonamente de felicidad y de pesar.

Porque estoy buscando realizarme como doctora de cuerpos como el tuyo
que se están yendo todos los días de su perfección al finiquito.

Y entonces veo a esas mujeres que me persiguen
con sus ojos de "ya ves, te lo dije", espantadas y dizque adoloridas,
porque me has dejado en el abandono.
-- No eres, cabrón, tú el "abandonado".

Yo soy la que has dejado tirada en tu tierra
y entonces me culpo de no haber sido niña buena,prudente.

Me circundan y danzan y elevan a coro sus canciones infantiles
a la víbora de la mar y sus pilares de oro y plata,
me encierran en cautiverio y esta mujer hecha y derecha,
esta hembra plena, buenota, ardiente,
de pechos erectos y anchas caderas y plano Monte de Venus,
bajo el hirsuto y negrísimo triángulo que te hizo como flecha
dirigirte a mi voraz, agridulce sexo sin seso, la atleta,

Yo, Lívingston, quien profesa ser la médica, la ecuánime analista,
de tus enfermedades incipientes y dolores, ¡por mi madre lo juro!,

Me desplomo, balbuceo, protesto en contra de tus iniquidades y desvaríos,
y mil veces me pregunto para qué diablos me trajiste a tu lado si no puedes permanecer
un par de horas, siquiera, junto a mí.

Y entonces, ya en el paroxismo, desesperada y desesperanzada grito:
¡Aunque no les cuadre soy la mujer de este viejito lindo, libidinoso Lívingston
y soy la mujer caliente que me encanta ser...

¡Chinguen a su madre! y ¡Déjenos en paz!
Porque como dice José Alfredo, si nos dejan,
buscaremos la felicidad y si la encuentro, cabronas,
dejarán de verme con el ojote ojete de la mujer.

¡Soy mujer.., y a mucho orgullo, CUBANA!





sábado, 7 de febrero de 2009

WALT WHITMAN, TRADUCIDO POR JOSÉ MARTÍ



When you read these I that was visible am become invisible,
Now it is you, compact, visible, realizing my poems, seeking
me,
Fancying how happy you were if I could be with you and
become your comrade...

(FULL OF LIFE NOW)

Cuando leas esto, yo que ahora soy visible, me habré vuelto
invisible.
Entonces tú serás compacto, visible, y realizarás mis poemas,
volviéndote hacia mí,
Imaginando cuán dichoso sería yo si pudiese estar contigo y
ser tu camarada...

¿Quién es y qué es lo que canta el poeta que se adora a sí mismo?

w.w., WALT WHITMANN, aquí, es observado por el glorioso cubano que dio a su patria todo: su independencia, su sangre y su enorme talento, JOSÉ MARTÍ

WW, cantándose a sí mismo:



“América carece aún de vida interior, de vida religiosa y familiar,
sus mujeres se diluyen en visitas y comadreríos, no son madres de familia...”
Una casi total indiferencia en los primeros días, fue seguida por
agrias críticas y censuras de todos aquellos que habían recibido los ejemplares
enviados por W. W. Parece ser que sólo se vendió un ejemplar.
Nadie se percató en un principio de la trascendencía que en un futuro
muy próximo tendría este hermoso libro de un norteamericano vigoroso
tanto de cuerpo como de alma. El 21 de julio de aquel año, W. W. tuvo
el infinito consuelo de recibir una carta de Emerson, en la que le decía:
“No puedo cerrar los ojos ante el valor de este maravilloso presente
que es Hojas de Hierba. Encuentro que es la más extraordinaria obra
de intuición y de sabiduría (wit and wisdom) que América ha producido
hasta el presente. Me he sentido muy feliz al leerlo, porque su gran
fuerza nos hace felices... Encuentro cosas incomparablemente expresadas,
tal como deben serlo...” Emerson confirmó su juicio visitando al poeta.
El autor comienza escuchándose y cantándose a sí mismo para enseñar
a sus semejantes. Su poesía rehuye el léxico y la métrica comunes,
W. W. es el poeta de la vida universal, inagotable e inmortal,
pues que la muerte no es más que un aspecto de la vida que sin cesar
avanza. ¿Quién es este W. W.? Un cosmos en unión con el
cosmos universal, un alba. Nada es pequeño ni despreciable. Los animales,
en su inconsciencia, son tan admirables como los hombres.
La simpatía del autor alcanza a todos los hombres, particularmente
a los que están enfermos, a los inmorales. Esta poesía de simpatía
es alentadora y crea una religión que sustituirá a las
antiguas: la del trabajo. Por otra parte, W. W.
cree que Dios está de manifiesto en la inmensidad temporal y especial, en la integridad
del ser, cuerpo y alma, del hombre.



CANTO A MÍ MISMO

(Song of Myself)
1
Yo mismo me celebro y a mí mismo me canto;
Y mis pretensiones serán las tuyas,
Pues que cada átomo mío también te pertenece.
Vago y a mi alma la incito;
Vago y holgazaneo a mi antojo, contemplando la brizna
de hierba estival.
Casas y aposentos llenos de perfumes están- las alacenas
saturadas de perfumes se hallan;
Aspiro yo mismo la fragancia y, complacido, la reconozco;
El vaho también me amenaza, pero yo no lo tolero.
La atmósfera no es un perfume- no tiene el dejo de la
destilación- es inodora;
Ella es para mi boca eternamente. De ella estoy enamorado;
Llegaré a la represa atravesando el bosque y, candoroso,
desnudándome,
Enloquecí al sentir su contacto.
Mi lengua, cada átomo de mi sangre, formados
de este suelo, de este aire,
Nacido aquí de padres, nacidos aquí de padres también
aquí nacidos,
Yo, ahora de treinta y siete años de edad, en perfecta
salud, comienzo,
Esperando no cesar más hasta la muerte.
Credos y escuelas a la expectativa,
Retirándome por un momento, teniendo suficiente de lo
que ellos son, pero sin olvidarlos nunca,
Yo ofrezco abrigo para el bien o para el mal,
Yo dejo hablar a todos a la ventura,
La naturaleza desenfrenada con la energía original.



2
El vaho de mi propio aliento;
Ecos, ondas, susurros, raíces del amor, filamentos de seda,
los caprichosos sarmientos y la vid;
Mi respiración y mi inspiración, el latido de mi corazón, el
paso de mi sangre y del aire a través de mis pulmones;
El aroma de las verdes hojas y el de las hojas secas, y el
de la ribera, y el oscuro color de las rocas marinas y
el del heno en el henil;
El sonido de las palabras musitadas por mi voz, palabras
arrojadas a los remolinos del viento;
Unos suaves besos, unos cuantos abrazos, un ceñir de
brazos;
El juego de luces y de sombras entre la arboleda cuando
la brisa la balancea;
La deleitosa soledad, ya en medio del bullicio callejero, ya
en la inmensidad de los campos y en las laderas de los
montes;
La sensación de la salud, los trinos bajo la luna llena, la
canción de mi despertar en el lecho encontrándome
con el sol.
¿Has contado alguna vez mil acres? ¿No has calculado que
toda la tierra era mucho?
¿Has empleado tanto tiempo para aprender a leer?
¿Te has sentido orgulloso al desentrañar el sentido de los
poemas?
Detente este día y esta noche conmigo y alcanzarás el
origen de todos los poemas;
Poseerás lo que es bueno de la tierra y el sol (quedan todavía
millones de soles);
No tomes más las cosas procedentes de una segunda o tercera
mano, no mires a través de los ojos de la muerte,
no te alimentes con los espectros de los libros;
Tampoco quiero que mires a través de mis ojos, ni que
recibas las cosas de mí;
Escucha las voces procedentes de todos los lados y tamiza
las que hasta ti lleguen.

3
He escuchado lo que los charlatanes decían, la charla del
principio y la del final;
Pero yo no hablo del principio ni del final.
Jamás existió otro comienzo que este de aho
Ni más juventud ni vejez que la de hoy;
Y jamás existirá otra perfección que la de ahora,
Ni otro paraíso ni otro infierno que este de hoy.
Impulso, impulso e impulso;
Siempre el creador impulso del mundo.
Más allá de la oscuridad emergen oponiéndose los iguales
- siempre sustancia acrecentándose, siempre sexo;
Siempre una fusión de identidad, siempre una distinciónsiempre
engendrando la vida.
Elaborar no tiene importancia- sabios o necios lo realizan
por igual.
Firmes en el más sólido convencimiento, aplomados en su
probidad, bien aferrados, abrazados a las vigas,
Recios como potros, amorosos, arrogantes, eléctricos,
Yo y este misterio, henos aquí de pie.
Límpida y amorosa es mi Alma, y limpio y amante es todo
cuanto nada tiene de mi Alma.
Si uno falta, ambos están ausentes, y lo invisible queda
demostrado por lo visible.
Hasta que lo visible se torne invisible y, a su vez, lo
compruebe.
Mostrando lo mejor y, apartándolo de lo peor, el tiempo
hostiga al tiempo;
Conociendo la perfecta fineza y la ecuanimidad de las cosas,
mientras ellos discuten, yo permanezco en silencio, y
voy luego a bañarme y admiro mi propio cuerpo.
Bienvenido sea cada órgano y cada uno de mis atributos,
y también los de todo hombre cordial y puro;
Ni una pulgada, ni la partícula de una pulgada de mi ser,
es vil, y ninguna partícula deja de corresponder con
las restantes.


Estoy satisfecho- Yo veo, bailo, río, canto:
Mientras, la acariciante y amorosa Compañera de lecho
duerme a mi vera durante la noche, y al amanecer se
aleja con furtivos pasos,
Dejándome cestas cubiertas por blancos lienzos, que regocijan
la casa con su abundancia.
¿Diferiré mi aceptación y mi realización, volveré mis atribuladas
miradas
Con objeto de que ellas dejen de contemplar el futuro a
lo largo de la ruta,
Y de inmediato me estimen más o menos en un céntimo,
Exactamente el valor de uno y exactamente el valor de
dos, y hasta cuál es el precio máximo?



4
Curiosos y preguntones me rodean
me encuentro entre la gente- Lléganme los recuerdos de
mi temprana vida, o del barrio y de la ciudad donde
viví, o de la nación,
Las recientes fechas, descubrimientos, invenciones, asociaciones,
autores viejos y nuevos,
Mi comida, vestidos, amistades, cuidados, cumplimientos,
deudas,
La real o ficticia indiferencia de algún hombre o mujer
amados,
Las dolencias de los míos, o de mí mismo, o las malas
acciones, o la carencia o la pérdida de dinero, o las
depresiones o las exaltaciones;
Batallas, los horrores de la guerra fratricida, la fiebre de
las noticias dudosas, los sucesos inciertos;
Estas cosas hasta mí llegan día y noche, y luego se apartan
de mí,
Pero no constituyen parte de Mí mismo.
Apartado estoy de tirones y empellones;
Permanezco alegre, complacido, compasivo, ocioso, íntegro;
Miro alrededor, erguido, o bien, apoyando un brazo sobre
mi impalpable aunque seguro apoyo,
Mirando, con la cabeza ladeada, en espera de lo que ha
de acontecer;
Metido dentro y fuera del juego, y contemplando maravillado
lo que ocurre.
Miro hacia atrás y me veo en lo días en que vagaba a
través de la niebla, acompañado por lingüistas y polemistas;
No tengo burlas ni argumentos- Miro y espero,


5
Creo en tí, alma mía- El otro que soy no debe rebajarse
ante ti;
Y tú no debes rebajarte ante el otro.
Acuéstate conmigo sobre la hierba- cállate;
No quiero palabras, ni música, ni ritmos- ni trajes, ni
lecturas, aunque sean lo mejor,
Sólo tu arrullo me agrada, el susurro de tu contenida voz.
Recuerdo cómo una vez que estábamos tendidos, durante
una transparente mañana de verano,
Apoyando tu cabeza de través sobre mis muslos, te volviste
gentilmente hacia mí,
Entreabriendo la camisa sobre mis pechos, hundiste la
lengua hasta mi desnudo corazón,
Y tendiéndote a lo largo de mi cuerpo, a él te adheriste
desde mis barbas hasta los pies,
Rápidamente se irguieron y se esparcieron en torno mío
la paz y la sabiduría, que superan a todos los argumentos
de la tierra;
Y sé que la mano de Dios es la promesa de la mía,
Y sé que el espíritu de Dios es hermano del mío,
Y que todos los hombres nacidos son mis hermanos, y las
mujeres mis hermanas y mis amantes,
Y que el germen de la creación es el amor,
Y son incontables los erectos o marchitos tallos que cubren
los campos;
Y las oscuras hormigas afanándose debajo de aquellos más
tiernos;
Y las musgosas costras que recubren las carcomidas vallas,
los montículos de piedras, el saúco, el gordolobo y el
eléboro.


6
Un niño preguntó: “¿Qué es la hierba?”, mostrándoseme
con sus manos colmadas;
¿Qué podía responderle? Yo ignoro, como él, qué es la
hierba.
Supongo que debe ser la bandera de mi índole, urdida con
la verde sustancia de la esperanza.
O bien barrunto que es el pañuelo del Señor,
presente abandonado adrede como un recuerdo,
Quizá el nombre del dueño aparece en uno de sus ángulos
para que viéndolo, nos preguntemos: ¿de quién es?
O bien adivino que la hierba misma es un niño, la tierna
criatura nacida de la vegetación.
O sospecho que es un uniforme jeroglífico,
Y que quiere decir: La germinación es igual, tanto en las
zonas amplias como en las zonas estrechas,
Crecimiento entre los negros lo mismo que entre los
blancos,
Kanuck, Tuckahoe, Legisladores, Cuff, yo los acojo y los
recibo lo mismo.
Y ahora la hierba me parece que es la hermosa cabellera
intonsa que cubre las sepulturas.
Tiernamente quiero tratarte, rizada hierba;
Quizá eres la traspiración que exhala el pecho de los adolescentes;
Es posible que, de haberlos conocido, yo los hubiera amado;
Quizá provienes de los viejos, de las mujeres, o bien de las
criaturas prematuramente arrancadas del regazo materno;
Y que aquí eres tú el regazo materno.
Esta hierba es demasiado oscura para provenir de las blancas
cabezas de las ancianas madres;
Más oscura que las descoloridas barbas de los ancianos;
Oscura para provenir del borde tiemamente rojo de los
labios.
¡Oh! Después de todo, escucho muchas lenguas clamando.
Y me percato también de que no por nada ellas proceden
de lo alto de los labios.
Quisiera poder traducir las alusiones al mancebo muerto y
las muchachas,
Y las alusiones al anciano y a las madres, cuyos vástagos
les fueron arrebatados de sus brazos.
¿Qué piensas tú del destino del mancebo y del anciano?
¿Y qué piensas que fue de esas mujeres y de esos niños?
Ellos están vivos y bien en alguna parte;
El retoño más diminuto prueba que, en realidad, no existe
la muerte;
Y que, si alguna vez existió fue únicamente para engendrar
vida, que sólo aguardó el final para detenernos,
Y que cesó en el instante mismo de aparecer la vida.
Todo avanza hacia adelante y hacia arriba- nada perece;
Y la muerte es diferente de lo que algunos suponen, y más venturosa.

PÁGINA SOBRE EL MÁS GRANDE POETA DEL YO

Walt Whihman - Hojas de Hierba

En alguna comunidad pidieron un poema de este libro, "Canto A Mi Mismo", este poema viene en el Libro "Leaves Of Grass" (Hojas de Hierba) que es una serie de Poesías del Gran Maestro Walt Withman, es la última versión del libro de Walt Whitman, con el añadido de un complemento ideal para leerla con fundamento: los densos prólogos que el poeta añadió a su obra desde aquella primera edición reducida de 1885 y por él mismo costeada.
Hace no mucho tiempo (Julio de 2005) se cumplieron 150 años de la edición del Leaves of Grass de Walt Whitman. La fecha fue recordada en este artículo: 'Leaves of Grass' at 150: As Exuberant and Encompassing as Ever del cual se extrae lo siguiente: El estilo la poesía de Whitman , alejado de los cánones de la poesía tradicional, así como el espíritu de libertad que en ella se respira, queda siempre entre quien lo lee. Aquí el párrafo final de lo que se dice de Whitman en esta página:
La poesía de Whitman ha sido traducida a las lenguas más importantes del mundo. Se le reconoce una influencia fundamental en la obra de William Carlos Williams, Wallace Stevens y Allen Ginsberg, que se inspiró fundamentalmente en la particular aproximación a la sexualidad de algunos poemas de Whitman. Muchos especialistas contemporáneos han explorado los vínculos entre su vida y su literatura. En la literatura en español han reconocido la influencia de Whitman y han explicitado su admiración y sus críticas por él, poetas como Federico García Lorca (Un poeta en Nueva York) y Pablo Neruda (Cantos de Vida y Esperanza).
Para los interesados: una selección de poemas de Whitman, Los Cien Años de Walt Whitman un artículo de William Ospina, un apunte sobre la traducción de "Song to myself": De Jorge Luis Borges a Walt Whitman: Por qué Borges sí escribe el implícito ‘yo’, algunos poemas de Whitman traducidos por León Felipe, la Oda a Walt Whitman por Federico García Lorca, Walt Whitman por Rubén Darío y una curiosidad: Frases célebres de W.W. En inglés: El Walt Whitman Archive, una página de la Biblioteca del Congreso Estadounidense con acceso a cuadernos de notas originales de Whitman, poemas de Whitman en su versión original.
La imagen de Whitman posterior a este párrafo ha sido obtenida del W.W. Archive y está fechada en Julio de 1854, es un grabado hecho en base a un daguerrotipo y fue usada en la primera edición de "Hojas de hierba" y en algunas de las subsiguientes. A pesar de no estar totalmente satisfecho con el resultado, Whitman insistía en su reproducción pues consideraba a la foto como parte del poema "Song to myself".
Estas son las versiones que tengo, espero sean de su agrado.

jueves, 8 de enero de 2009

RECURRIR AL CLÁSICO LOPE PARA DEFINIR: ¡MUJER!


La mujer









Es la mujer del hombre lo más bueno,




y locura decir que lo más malo,




su vida suele ser y su regalo,




su muerte suele ser y su veneno.




Cielo a los ojos, cándido y sereno,




que muchas veces al infierno igualo,




por raro al mundo su valor señalo,




por falso al hombre su rigor condeno.




Ella nos da su sangre, ella nos cría,




no ha hecho el cielo cosa más ingrata:




es un ángel, y a veces una arpía.




Quiere, aborrece, trata bien,




maltrata, y es la mujer al fin




como sangría, que a veces da salud, y a veces mata.

miércoles, 7 de enero de 2009

A PILARICA

II.- , CAPRICHOSA Y BONITA, YO TAN
INCONFORME Y REBELDE:

Pienso luego mi caprichuda
que eres tan, tan bonita
y aplaudo tus maduros bríos
de olvidar al amante y continuar conmigo.
Pienso, mi niña amada
que eres así de terca
que todavía me amas.
de a de veras y tan cerca.
Pienso, mi berrinchuda
cada que creo en ti
que, no cabe duda,
te
amaré toda la vida.

III. TU BELLO CABELLO, A CABALLO LO
HALO:

Pily: quisiera enredarme en tu cabello
y así deslizarme entre castañas madejas
hasta esos cerrados labios que me niegas.
Bajar como en una cascada
con lenguas de fuego y de oro
y llegar al final desde tu cuello
y entrar al umbrío umbral del misterio
por el estrecho cuello de tu matriz.
Quizás sorprenderme tras el desliz
reposando en dulces montes de carne rosácea,
convexa, entre verjas,
enhiesta la verga
con la cruz del sexo a cuestas
grabada sobre la penca del maguey,
olvidando que fui el joven Rey,
presto a desafiar peligros
y pelear a dentelladas
por mi vida y por mi amada,
en diaria cruzada por la PILAR encantada
que precariamente sostiene mi hogar.

IV.- TU NOMBRE, PILAR:

Rimar, bailar, saltar o gozar
amar, andar, cantar o besar
son tantas las cosas preciosas
que se pueden rimar con Pilar.
Y ese nombre, no evoca nada de tu cuerpo,
ni tu piel, ni tus ojos, ni tu vientre,
ni ese lugar secreto que los dos conocemos,
fosa de nuestra muerte,
final de nuestro entierro.
No es tu boca sedienta, igual que tu sexo-,
ni la reunión palpitante de tus pechos,
ni tu espalda ondula y suave,
ni tu dulce ombligo, en que bebo sandía.
Ni son tus muslos claros como el día,
ni tus rodillas de marfil al fuego,
ni tus pies diminutos y curvados,
ni tu olor almizclado, ni tu sedoso pelo.
No es tu mirada lejana,
perdida y melancólica,
triste penumbra bucólica ,
paz sin dueño,
perra sin lazo,
ni la estridencia de tu oído, ni tus gritos,
ni las ojeras que te deja el ensueño erótico
con las manitas tapando los entornados ojos
ni los besos en las orejas cárdenas
del tranquilo y taimado amante.
Ni es tu lengua de víbora tampoco,
susurrándole melosas endechas,
flechas de avispas en el aire vago,
ni la humedad hirviente de tu vagina
que calienta tus pezones rebozantes de leche.
No es nada de tu cuerpo,
ni una brizna, ni un pétalo,
ni una gota, ni un grano, ni un desdeñoso gesto:
Tu nombre, Pilar, es sólo este lugar donde estuviste,
entre mis brazos tercos,
aferrados a tu etérea silueta,
solitarias aspas de molinos al viento.

V.- MORIRÉ, TENLO SEGURO:

Por eso, fatalmente, siento:
que un día moriré, no cabe duda.
Marcharé con mis trapos y tropos a otra parte.
Un soneto tal vez, escrito en Marte,
dirá que aquí estuve: fui poesía ruda, cruda.
Por mis huellas sabrán que sin ayuda,
sin un mínimo gesto y sin alarde,
de un sorbo me bebí la tarde
y mi lengua jamás se quedó muda.
Solitario quizá, no pesimista,
un poco soñador, serio, cansado,
con una buena dosis de anarquista:
dirán que fui un pendejo alegre y optimista .
Amó con furia, no lloró el pasado
y se fue de este mundo muy golpeado.















VI.- EPÍSTOLA A PILAR, DE SU AMANTE
LUCHADOR:

Haciendo rounds de sombra al recuerdo de Pilar
luchadora ruda, la Potrilla Loca de Sombrerete,
Zacatecas, envío





Epístola A mi Campeona Sin Corona:




Siempre evité mandarte cartas
de amor, pues las pensé perdidas
por el correo, y me negué a escribirte aprisa
mis hondos sentimientos.
De allí proviene el hecho
que únicamente te envié giros
a Sombrerete pa' que volvieras
y de entregarte tan tarde este poema,
por lo que en sobre razgado
estás recibiendo un telegrama rezagado.
La verdad
es que como un rayo
se me vino a los ojos tu palabra,
llena de humildad
que cubría el eco de tu nombre.
Vino así, no se cómo,
sin llamar a la puerta,
como el cartero, simplemente
tomó mi dolor entre sus brazos
y me llevó hasta Mérida, a la vieja casa,
a la hamaca donde solías mecer la siesta
y llorabas tu tristeza.
Eran los días
en que clinchabas tu presencia
con el rostro de una niña que tenía
doce años jugando entre mis manos
y te contaba mis hazañas en el ring mundial
cuando el boxeo era por el honor
y no una exhibición comercial y amanerada.
Ahora amada,
las cosas han cambiado.
Ya quedó atrás la muchachita
que contempló la muerte de Manuel,
la vida te hace madurar a bofetadas.
Pero no creas
que darás con los dientes en el polvo,
como el tío;
pienso que es permitido doblarse
pero no partirse.
Y ahí vas, caminando, contoneándote,
finteándole a la vida tu amargura,
carcajeándote, mostrando tu perfecta dentadura,
pero cuidándote de los golpes a los bajos,
tratando de terminar en pie este largo round
contra muchos cabrones machos.
Aunque a veces, te confieso,
te he visto flaquear,
quedar groggy
y querer tramitar un divorcio o un suicidio voluntario.
Pero basta un vistazo a tu retrato
y ya no hay vuelta de hoja,
sé que dejaste tu punch sobre mi verso
y jab a jab, llegaré alto,
me iré haciendo hombre hasta tu nombre.
Amada, puchi, muchachita
tengo una deuda contigo,
me querías joven, guapo y parrandero
y te salí poeta,
en la vejez viruelas,
pero no estoy noqueado,
para mí no es cosa de ir por allí
soportando un disfraz que desentona.
Contigo pasó lo mismo,
te quería pura y casta
y saliste luchadora, campeona de box
¡Y qué campeona, carajo!








VII.- TE QUERÍA CASTA Y BLANCA NOVIA:

Perdona que te quite un rato
pero a veces
cuando estoy solteramente solo
y me urge hablar con alguien
se me vienen a los ojos tus palabras. . .
Aquí las tengo, te escucho mucho,
y con muchísimas ganas
muchachita zacatecana:
--Lívingston, como decía Stormy,
Tú me quieres alba;
me quieres de espumas;
me quieres de nácar.
Que sea azucena,
sobre todo, casta.
De perfume tenue.
Corola cerrada.
Ni un rayo de luna
filtrado me haya
jamás tocado,
ni una margarita
me hayan deshojado
ni que sea como mi hermanas;
tú me quieres blanca;
tú me deseas nívea;
me demandas casta.
Tú, que bebiste todas
las copas a mano,
de frutos y mieles
y ya tienes marchitos
los labios morados.
Tú, que en el banquete,
apuraste las carnes
festejando a Baco.
Tú que en los jardines
negros del engaño,
vestido de rojo,
me pusiste el cuerno
y dejaste estragos
en mi alma pura
cándida e inocente,
con sórdidas muecas
me jugaste a la chueca
con la chiapaneca
mientras querido te dijo
yo paría a nuestro hijo.
Tú, que el esqueleto
conservas intacto,
no sé todavía
por cuáles milagros
(Dios te lo perdone),
me pretendes casta
me quieres tan blanca.
Huye hacia los montes;
vete a la montaña;
límpiate el hocico;
vive en las cabañas;
toca con las patas
la tierra mojada;
alimenta el cuerpo
con nopal amargo;
bebe de las piedras del río
en el duro estío
y en el crudo invierno
duerme sobre escarcha;
renueva tu piel de lobo
con salitre y agua;
habla con los pájaros
y lávate la picha al alba:
Y cuando las carnes
te sean cambiadas,
en níveos tejidos
de vieja oveja blanca
y cuando hayas puesto
en la cabellera plateada
la pura corona de oliva del alma,
que por las perfidias
se te quedó enredada
en la negra maleza de los amoríos,
entonces, viejillo,
preténdeme blanca,
demándame nívea,
exígeme casta.

VIII- ¿NO ESTUVIMOS SOLOS EN
ABANDONO?

Porque yo estuve solo
quiero pensar que tú también estuviste sola.
Un domingo sin ti perdido, es como un túnel de paredes negras
donde voy alumbrado por tu nombre;
es una noche clara sin saberlo
o un lunes disfrazado de domingo;
es como un día triste sin misa, ni tu permiso.
Llovizna esta poesía para ti labrada;
tú lo sientes con tu alma prístina de cristal;
llueve tu ausencia como un agua triste y azul
sobre tu frente afiebrada.

IX.- SUEÑO que vuelves para siempre:
Que no te fuiste, que dormías.
Que me dejaste sin despojarme,
de la felicidad y me necesitabas
para poder estar contenta.
De cualquier modo, he recobrado
mi lugar en el mundo: regresaste, Pilar,
volviste a ser pilar de nuestro hogar:
te volviste accesible y asequible.
Me devuelves el tiempo,
el dolor, los goces, la alegría,
la voz, el cuerpo, el alma,
y la vida y la suerte,
y lo que pervive
más allá de la muerte.
Me lo devuelves todo
y no me percato, en esencia,
de que estoy encarcelado en la presencia
rotunda de una mujer, tú misma, a la que amo.
Volviste poco a poco, despertaste,
y no te sorprendiste
de encontrarme contigo.
Y casi pude ver el último
peldaño del secreto, pues subías
a dormir, y te abriste
despacio, muy despacito,
muy plácidos tus ojos
metiste adentro de mis rojos ojos que te velaban
y revelaste que terminaban los desvelos
por los vuelos de la paloma negra
del pichón alegre de Denegre.

X.- YO CONTIGO:






Ya vez como son las cosas ,
piensas,
ríes,
caminas,
amas,
sufres,
lloras,
pero al final .....
siempre tú,
siempre estás tú....,
con esa carita de amargura,
con esa carcajada salvaje,
de libertad a cuestas,
de verdades y revisiones,
de amores y desamores.
Hace ya algunos siglos
estuve formulando una conclusión.
Y la constante siempre la supe:
yo sin ti valgo cero,
yo contigo soy feliz.

XI.- MIS MANOS:

Tengo manos que te devoran como
el ala de una paloma torcaza.
Tengo manos que se te atracan
en la fina garganta
y las sientes como un eterno collarín
que te lleva al cadalso.
¿Y qué decir de mi brazo fuerte
que te abraza los hombros redondos
qué de mi boca lasciva que chupa tus senos
como sediento y gimiente bebé,
que recorre tus muslos ateridos de escalofríos.
Apollinaire habló de las Siete Puertas del Deseo.
de los Siete Portales del Cuerpo de una mujer.
Mentira. Apreciación totalmente arbitraria.
Tu cuerpo, Pilar, no tiene puertas
como el Mar.
Una vez frente a las Puertas del Mar
de mi tierra campechana
entre conchas, nácar y caracoles
supe que tu cuerpo a-dorado
era infinitamente penetrable
como el Golfo de México:
inmensamente murmurante
y a veces carcajeante, como tú.

XII.- DICEN QUE NO SOY UN HOMBRE:

Dicen que el hombre no es hombre
mientras que no oye su nombre
de labios de una mujer.
Puede ser.
Antonio Machado

Dicen
que me vuelvo loco
cuando bebo un poco
de lo que me das,
y me das
todo lo que entiendo
que alguien puede darme
sólo con amor.
Puede ser
que para mis labios
guardes recetarios
con qué conquistar.
Beso
veintisiete octubres
de lo que más quiero
con mis sesentayuno,
y uno te da
todo lo que puede
por miedo a quedarse
solo con su amor.
Dicen que
yo no soy un hombre
mientras que mi nombre
no lo digas tú.

ÚLTIMA PARTE:
NO ME ARREPIENTO DE NADA
EL OJO DE MI MUJER