miércoles, 30 de julio de 2014

LA LUNA Y OTROS PENIQUES

El día que yo nací
grandes señales había;
estaba la mar en calma
la Luna estaba crecida;
hombre que en tal signo nace...
no debe decir mentira...

 



Livingston Vaught agregó 4 fotos nuevas.


El MOMENTO EN QUE EL DON DE LA AMISTAD FUE OTORGADO A LA lUNA SE HA PERDIDO EN EL TIEMPO, FUERA DE TODO RECUERO POSIBLE, MÁS ALLÁ DE LA MEMORIA HUMANA, SOBREHUMANA Y DIVINA.
El astro más brillante de la noche es, desde siempre, la tierna y bienamada luna, compaÑERA DE NUESTROS DESVELOS, DE NUESTROS VAGABUNDEOS NOCTURNOS, DE NUESTROS PASEOS SOLITARIOS.
El labrador continúa esperando su fase favorable, antes de la siega o la siembra, antes de arar o de hacer la vendimia. Los ni...ños y las personas de espíritu sencillo no cesan de fantasear sobre los juegos de la luz y sombra que dibujan las montañas y los cráteres sobre la superficie de la Luna y ven el enorme rostro redondo que aparece en las barajas, en las cábalas de las loterías, en los cuadernos del colegio y en los libros de lectura.
Unos aman la sutil hoz que nos presenta en el primerio i en el último cuarto y la reproducen en escudos y banderas.Otros más eruditos, deducen de las formas lunares problemas de geometría o de calendario, de arte o de arquitectura y nos hablan de ellaS A TRAVÉS DE ESQUEMAS Y PLANOS, GRÁFICAS Y TABLAS.
Y hay quien navegando engtre ciencia y fantasía, se obstina de obtener de la Luna amenazas de lluvia o sequía, previsión de catátrofes o auguriosde buena suerte.
De una u otra forma, en el campo de la suposición o de la certidumbre, nosotros continuamos confiando a la Luna nuestras penas más secretas, nuestra esperanzas más vivas.
Y actualmente, cuando la ciencia de los astrónomos y el valor de los astronautas y exploradores del espacio nos la han traído a la tierra en pel+iculas y fotografía, habiendo dado pasos sobre su superfdficie, a pocos pasos de la tierra, todavía se nos aparece como el objetivo más deseado de nuestros fervientes sueños.
Hoy más que nunca la Luna es nuestra amiga.
Y yo quiero que la Luna brille en París en mi próximo viaje.

 

  • Livingston Vaught





 


El Hombre Primitivo sintió qude le inundaba una esperanza nueva. Alzó los ojos: en lo algto, en la inmensidad, estaba suave y serena, la Luna. Una súbita felicidad llenó su corazón; no se encontraba solo. Con él, con su pensamiento estaba la que, antes que cualquier otra cosa en el mundo, recibiría el don precioso y puro del primer sentimiento humano: LA AMISTAD!!!

  • Livingston Vaught





 


El hombre se acurrucó gimiendo. Temblaba.Sus ojos desorbitados buscaban ualquier cosa inútilmente. Escudriñaba la noche y se preguntaba ¡por qué? ¿Por qué la oscuridad? ¿Por qué aquel infinito, misterioso y agobiante silencio que caía sobre el mundo? ¿Se había acabado todo?
Y he aquí, que de repente, reaparece la luz, otra luz. La oscuridad des profunda.
Se ven ya la copa de los árboels El bosque da paso a esa delicada luz. Todo deja de ser pavoroso. La oscuridad ya no es. Se dibujan contra el negro cielo. La fuente vuelve a brillar. Las flores albean en el bosque cercano. Se las ve columpiarse, acariciadas, mecidas suavemente por el céfiro.

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